“LA PRIMAVERA NOS OBLIGA A ACOSTUMBRARNOS A LA LUZ DEL SOL”

Las cifras no están claras. Algunas estadísticas dicen que 2 y 10 españoles sufren la llamada “astenia primaveral”. Se trata de un estado general de decaimiento general, que puede hacernos odiar la primavera.

Hay que desterrar el tópico de “la primavera la sangre altera”. La primavera, en efecto altera nuestros ritmos vitales, pero no por los motivos que comúnmente se cree. Algunos estudios cifran en el número de personas que padecen algún trastorno durante el inicio de la primavera [la llamada “astenia primaveral”] en 2 de cada 10 personas. Tal y como explica Vanesa Estepa, especialista en psicología clínica y terapeuta de la clínica METIS de Alcoi: “Se trata de un mecanismo fisiológico normal de adaptación a los cambios estacionales, que dura unas semanas. Nos iremos sintiendo mejor a medida que nuestro cuerpo se acostumbre a las nuevas circunstancias ambientales, hecho que hará que nuestro reloj biológico se vuelva a estabilizar.”.

Los trastornos más comunes suelen ser agotamiento o abatimiento, tristeza, estados de ánimo bajos, irritación, menor rendimiento intelectual, problemas de sueño, falta de apetito, incluso recaídas en antiguas depresiones, y como no, las alergias. Desde el punto de vista biológico, el sol y la luz activa la vía retino-hipotalámica, que produce una eclosión hormonal, a la cual necesitamos adaptarnos. Hay una segregación de melatonina (hormona que se segrega durante la noche, relacionada con los períodos de oscuridad y reguladora de nuestro reloj biológico y encargado de mejorar el sueño) que sufre un descenso, ya que el número de horas y de intensidad de la luz ahora es mayor.

Y por último hay una disminución de las betaendorfinas, hormonas encargadas de regular la sensación de bienestar. Estos hechos hormonales, hacen que nos encontremos con un estado anímico más bajo temporalmente.

Para evitar o paliar los efectos de la astenia, Vanesa recomienda: “tener una dieta saludable, rica en frutas y verduras, legumbres, pasta, huevos, carne y pescado. Dormir las horas necesarias, intentando mantener un horario fijo para irse a dormir. Hacer ejercicio. Beber agua. Evitar el tabaco y el café y, en definitiva, llevar una vida lo más ordenada posible”.

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